martes, 11 de junio de 2013

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Sencillamente no sé por qué pongo éstas palabras aquí y no en una agenda que nadie ve. Quizá el motivo sea una vana esperanza de que a quienes van dirigidas las lea algún día. En realidad no van dirigidas a nadie en concreto, pero sí hay alguien que hace que me sienta de una forma que me lleva a escribir esto. En realidad hay más de una persona que hacen eso.

Hace un rato que he visto un anuncio de un juego de play que hace tiempo que no sabía de él. El juego trata, básicamente, de un chico que a perdido a sus amigo por culpa de la 'oscuridad' y, con ayuda de nuevos amigos sale en busca de los antiguos.

Hace un mes o así asistí a un seminario de 'liberación' mental, de desatar nuestro potencial. Hace un mes o así obtuve nuevos puntos de vista desde los cuales aprender y vivir nuevas cosas. Hace un mes o así yo estaba muy a gusto integrado en un grupo que se rompió. Hace un mes o así se rompió un grupo en el cual me sentía...¿reconocido? No sé cómo describirlo. Es una sensación muy rara. Hace un mes o así me sentía afortunado por lo que tuve en aquellos entonces. En dicho seminario nos mostraron que no hay que estar feliz en función de las condiciones que nos rodean en un momento en concreto, ya que si esas condiciones cambian y pasan a ser desfavorables alguna vez, esa felicidad desaparecerá con esas condiciones 'óptimas'. He suspendido esa asignatura claramente. Y ahora que estoy escribiendo esto me doy cuenta de que si realmente hubiera aprendido algo de ese seminario, igual y no tendría que estar decepcionado, pero si lo tuviera que estar, sería conmigo mismo, por no poder ser independiente de las circunstancias.

Hace un mes o así se rompió algo que me llenaba de alguna manera, al mismo tiempo que me daba cuenta de que aquello me llenaba. Es una sensación dolorosa y triste. Muy triste, no recomendable para nada. Y pese a ello me dije a mi mismo que debía intentar seguir el camino que había descubierto con aquel seminario. Debía tratar de ser feliz, incluso cuando aquello que me llenaba se había desgajado. Hoy día puedo asegurar que no soy para nada independiente de las circunstancias. Pero me gusta creer que algún día lo seré. Pero mientras tanto he de desahogarme.

Entendí que para estar bien necesitaba estar bien con aquellos que quería. Necesitaba que aquellos que quería estuvieran bien para poder estar yo mejor. Necesitar es, creo, un verbo con un significado demasiado cerrado para mi gusto, en tanto a este escrito. No es que sin estar bien con ellos no pudiera estar yo bien, tampoco es así. Pero se le acerca. Me propuse hacer que las cosas en ese grupo estuvieran mejor de lo que ya estaban, simplemente siendo distinto a como había sido hasta ahora. Preocupándome un poco más por los que me rodeaban, tratando de hacer que ellos se sintieran mejor. Demostrando lo que sentía, para que fuera más fácil comunicarme con ellos, de un modo no verbal. Cosas que debería hacer cualquiera sin necesidad de asistir a un seminario para darse cuenta de ello.

Aprendí que estando en el 'aquí y el ahora' era más fácil ser más feliz. El problema es que el término 'aquí y ahora' se refiere a muchas cosas. Una de ellas es a las conversaciones mentales que mantenemos cada uno con nosotros mismos. Toda mi vida he sido propenso a hablar más conmigo que con los demás. Toda mi vida he sido propenso a hablar conmigo de especulaciones que de cosas que han pasado realmente. Toda mi vida he estado preocupado por quimeras que me había creado yo mismo. Decidí entonces que debía dejar aquella costumbre. En el seminario nos enseñaron a evitar esos 'discurrires' mentales cambiando la posición del cuerpo en ese mismo instante. Irguiéndonos y sonriendo tendemos a olvidar lo que nos estaba preocupando. Pero si aun eso fallaba, estaba el método anclaje. Una canción, un movimiento, un olor, una acción, algo que cuando lo escucháramos, viéramos, hiciéramos, nos recordara a algún momento feliz de nuestra vida, y así contagiarnos de la felicidad de aquel momento, para mejorar la del momento actual.

En relación a  mi mismo, antes de ese seminario había estado preocupado por el tema amor, sexo, y cosas así. Había 'discurrido' mucho conmigo mismo por esa senda, y todo para conseguir más preocupaciones, más desesperación, más dolor, menos felicidad. Después de aquel seminario me di cuenta de que no era necesario todo aquello, de que no me aportaba nada. Decidí buscar el amor allí donde sabía que lo encontraría, porque así sería más fácil ser feliz. Entonces fue cuando lo de 'estar mejor con los demás'.

Comencé a centrarme en eso, y en otros temas más 'profesionales' que me han llevado a tomar ciertas decisiones de las cuales no estoy seguro... Pero como dijo Descartes, elige un camino, y síguelo. Y yo digo, síguelo hasta el final, pero no pierdas de vista las desviaciones. En estos momentos estoy asustado.

El miedo se vence enfrentándonos a lo que nos da miedo. El que tiene miedo a la oscuridad debe pasar una noche oscura, debe adentrarse en un túnel oscuro, debe vivir con oscuridad para darse cuenta de que no es mala, no es dañina. Y ahora que me pongo a pensar en el miedo me doy cuenta de cómo vencer a mis temores, basados en la pérdida. Lo que debo hacer es disfrutar de lo que tengo, sin esperar a perderlo para darme cuenta de cuánto podría haberlo disfrutado.

Sinceramente, he llegado a una conclusión distinta de la que quería llegar, y me he dejado muchas cosas en el tintero. Pero quiero hablar en concreto de unas cosas que me rondan por la cabeza. Y es que, aprendida la lección de que si para ser feliz, yo, en concreto, tengo que estar bien con los demás, lo que hago es ofrecer mi apoyo, incondicional, a aquellos a quienes creo que debo ofrecérselo.

He aprendido parte de estas cosas, lo de ser incondicional, lo de estar ahí para los demás, lo de anteponer lo justo a la conveniencia, de cierta persona. Cierta persona a la que quiero decirle muchas cosas, y tengo miedo de lo que esas cosas puedan acarrear. En realidad, siempre tenemos cierta certeza sobre un rango de cosas en cuanto a cómo van a salir. No quiero enamorarme de la idea que yo me haga de una persona. Ni siquiera quiero hacerme esa idea de esta persona en concreto, por no querer distorsionar su realidad. Pero resulta difícil convivir con esto mientras que la situación no permite exponer las cartas al jugador que tienes enfrente. Lo que realmente quiero decir, es que no quiero enamorarme sin que me den esperanzas. Y en este momento ni me dan esperanzas ni me las quitan. Aunque siempre queda la certeza sobre un rango de cosas en cuanto a cómo van a salir. Y esa certeza, sobre esto en concreto, se basa en la ausencia de mostrar conscientemente que se está dando cuenta de por qué hago estas cosas.

Creo que no he dejado nada claro, y que no me ha quedado nada claro. No sé. Ahora mismo solo quería exponer unas cosas, aunque finalmente me han salido algunas que no tienen nada que ver.