domingo, 1 de noviembre de 2015

Las lágrimas, ardientes, cortando mi piel en su descenso desde mis aflijidos ojos. El temblor de mi cuerpo no para. Como si todos estuvieran aquí, apalizándome. Todos y cada uno de ellos. No puedo verlos, no puedo sentirlo, pero sé que están ahí. Me hacen temblar.

Ella escribe, yo leo. Cada mensaje es un golpe a mi entereza. Cada frase desgaja más este ya dolido corazón. El dolor se acomoda en su interior, se coge un buen sitio y me mira diciéndome que va a quedarse ahí un buen rato.

Duele.

martes, 17 de marzo de 2015

A veces.

Hay pequeñas manías, hábitos, costumbres... O incluso "tics de comportamiento" que en la vida nos acompañan durante largo tiempo. Están ahí, presentes. Sin hacer ruido. Como un suspiro flojo, como un soplido sin aire. Como un intento sin intención. Como un anhelo sin justificación. Débiles. Pero reales.

A veces, llegamos a darnos cuenta de ellos.
A veces, pasan desapercibidos.
A veces, resultan obvios hasta para nuestro primo, el pequeño de la familia.
A veces, sólo nuestra abuela se percata de ellas.
A veces, nos proponemos dejarlos atrás.
A veces, lo conseguimos.
Y, a veces, decidimos perdonarles la vida, como al lobo que, tras un invierno duro, mata a una de las ovejas de nuestro rebaño.


viernes, 2 de enero de 2015

¿Os imagináis?

¿Os imagináis?

En los malos momentos. Cuando todo está oscuro. Cuando todo parece ir mal. Cuando todo está tan negro que no se pueden ni distinguir distintas tonalidades de negro. Cuando no sabemos qué hacer. Cuando estamos abatidos. Cuando nos fallan las fuerzas. Cuando no queremos ni podemos estar rodeados por nada más que nuestro dolor. Que nuestra melancolía. Que nuestro temor. Que nuestra desesperación. Que nuestro miedo. Cuando todo está así de mal.

¿Os imagináis?

Que siempre. Que en todos esos momentos exista una luz. Una pequeña y tenue luz. Que solo tengamos que creer en su existencia para que de pronto aparezca. Frente a nosotros. Junto a nosotros. Como un piloto. Como el piloto de los aparatos electrónicos. Que indica que están preparados para ponerse en funcionamiento. Con tan sólo accionar el botón correcto.

¿Os imagináis?

Que ese piloto significa lo mismo para nosotros. Que al creer en él estamos listos para ponernos en funcionamiento. Para sacar de nuestro interior todo lo que tenemos. Para averiguar el modo de obtener aquello que no tengamos. Y que necesitamos. Que necesitamos para seguir a delante. Para superar ese bache. Para dejar la oscuridad atrás. Para salir del atolladero. Para poder estar bien de nuevo.

¿Os imagináis?

Que sólo dependa de nosotros levantarnos el ánimo.

¿Os imagináis?

Que desde pequeños nos han enseñado. Que nos han ilustrado en cómo encontrar ese piloto.

¿Os imagináis...?