sábado, 19 de abril de 2014

Siente, piensa, haz. Juégatela.

Las emociones son inherentes al ser human. Van con nosotros. Son parte de la naturaleza, al igual que muchas otras cosas. No obstante, éstas son lo que más habitualmente nos podemos encontrar sin que tenga que aparecer el human de por medio. Los animales tienen sentimientos, por ejemplo.

Pensar, debería venir después de que surjan las emociones. Principalmente para identificar cuál es la emoción que nos invade en cada momento. Y después de identificarla, hay que saber qué hacer con ella.

Hacer. Una vez que sabemos qué es lo que estamos sintiendo, podremos decidir qué hacer en consecuencia. Porque, ¿hay algo más improductivo que hacer algo en contra de lo que sientes? I don't think.

Por tanto. En el proceso de elección del qué hacer, debemos sopesar los pros y los contra. Porque muchas veces lo que nos dice el corazón no es lo más lógico. Porque a veces lo que el cuerpo entero está dispuesto a hacer no es lo más sensato. Nuestro instinto nos empuja en ciertas direcciones frente a ciertas situaciones.

¿Hay algo más poderoso que aquel human que se atreva a dejar libres a sus sentimientos, pudiendo identificarlos y reaccionar en consecuencia? No lo creo.

Juégatela.

...

Tu tienes tu cultura, yo tengo la mía.

Tu tienes unos conocimientos, yo tengo otros.

Tu, tu tienes tus creencias y yo... yo tengo las mías.

Tu sabes de unas cosas, y yo, claro, sé de otras.

La mayoría coincidirán, pero habrá algunas que no.

Opuestas o compatibles, nuestras diferencias son apreciables.

Pero, ¿y sí en vez de resaltar este hecho y enfrentarnos a su causa, no nos complementamos el uno al otro, pariendo algo que este mundo no había visto ni verá jamas?

A saber, tu y yo, entendiéndonos, compartiendo, haciendo causa común. Siendo el uno amigo del otro.

¿Increíble? No lo creo. ¿Imposible? Solo si tu no estás... ¿dispuesta?

martes, 8 de abril de 2014

Las idas y venidas de una cabeza atormentada por la constante presión. El futuro ahí delante, el presente bajo sus pies, y de su pasado siente el aliento en la nuca.

Porque hay mentes que han nacido para volar, y lo merecen. Pero hay otras que han nacido para correr, para andar, para nadar o para bucear, y éstas también lo merecen. Seguir los sueños no implica tener el camino claro.

Y si no tienes el camino claro, te dedicas a intentar visualizarlo. Y en esa dedicación inviertes tiempo. Si el tiempo invertido es insuficiente, puedes hallarte errándo sin rumbo. Si el tiempo es demasiado, puedes hallarte parado. Si el tiempo es justo. Bueno, no hay profesionales en el arte de la vida. Solo hay gente que vive, y gente que dejar la vida pasar.