viernes, 2 de enero de 2015

¿Os imagináis?

¿Os imagináis?

En los malos momentos. Cuando todo está oscuro. Cuando todo parece ir mal. Cuando todo está tan negro que no se pueden ni distinguir distintas tonalidades de negro. Cuando no sabemos qué hacer. Cuando estamos abatidos. Cuando nos fallan las fuerzas. Cuando no queremos ni podemos estar rodeados por nada más que nuestro dolor. Que nuestra melancolía. Que nuestro temor. Que nuestra desesperación. Que nuestro miedo. Cuando todo está así de mal.

¿Os imagináis?

Que siempre. Que en todos esos momentos exista una luz. Una pequeña y tenue luz. Que solo tengamos que creer en su existencia para que de pronto aparezca. Frente a nosotros. Junto a nosotros. Como un piloto. Como el piloto de los aparatos electrónicos. Que indica que están preparados para ponerse en funcionamiento. Con tan sólo accionar el botón correcto.

¿Os imagináis?

Que ese piloto significa lo mismo para nosotros. Que al creer en él estamos listos para ponernos en funcionamiento. Para sacar de nuestro interior todo lo que tenemos. Para averiguar el modo de obtener aquello que no tengamos. Y que necesitamos. Que necesitamos para seguir a delante. Para superar ese bache. Para dejar la oscuridad atrás. Para salir del atolladero. Para poder estar bien de nuevo.

¿Os imagináis?

Que sólo dependa de nosotros levantarnos el ánimo.

¿Os imagináis?

Que desde pequeños nos han enseñado. Que nos han ilustrado en cómo encontrar ese piloto.

¿Os imagináis...?